Algo que genera muchas dudas es la diferencia entre las flores preserservas y las flores secas, así como las ventajas de cada una de ellas. ¡Pero tranquilos, estamos aquí para resolver todas tus dudas!
Para empezar, no olvidemos que, tanto las flores preservadas como las secas, son flores naturales que han sido tratadas para su conservación, aunque con tratamientos muy diferentes.
Mientras que la flor preservada ha sido sometida a un proceso de deshidratación por el que sustituye la savia de su interior, el tratamiento para las flores secas es mucho más sencillo, lo que viene siendo un “secado rápido”.
Y es que no todas las flores pueden someterse al proceso de deshidratación para preservarlas, dado que algunas no tienen la composición adecuada para soportarlo. Por eso, a veces y según el tipo, se someten a un proceso de secado para que duren más.
Mientras que la flor preservada presenta un aspecto natural, conservando sus atributos casi intactos en cuanto color y olor, las flores secas con el tiempo pueden volverse más quebradizas y presentan un aspecto mucho más campestre o salvaje.
Por esto es muy común que apenas haya diferencia entre unas y otras, ¡hay veces que hasta a nosotras nos cuesta diferenciarlas!. Pero lo mejor es que se pueden combinar para conseguir un aspecto más natural y rural. ¡Apuesta por el mix!
Algo que las convierte en una opción cada vez más elegida para la decoración es que son perfectas para las personas alérgicas a las plantas naturales o al polen ya que eliminan todo el rastro de él, lo que se traduce en la opción perfecta para oficinas, clínicas y espacios delicados. ¿Lo habías tenido en cuenta?
Ahora sí y lo que importa: la ventaja principal de unas y otras es, sin duda, su durabilidad. Por eso te invitamos a invertir un poquito más en un ramo preservado o seco sabiendo que van a acompañarte durante muchísimo tiempo. Y lo mejor de todo, sin agua, sin cuidados y sin atenciones. ¡Todo un lujo para nuestras cabezas locas!
En definitiva, ya no es solo por cuestión de modas es por sostenibilidad, ahorro, reducción del consumo. Convertir un regalo en objeto de decoración, conservarlo durante mucho tiempo contigo, y poder disfrutar de él sin apenas hacer nada, hará que seas tú mismo el que se regale flores de vez en cuando.
